Mañana a las 13 horas 18 minutos (01:18 PM), ocurrirá el Solsticio de Invierno, uno de los 4 eventos solares más importantes del año. Este hecho tiene lugar cuando el Sol, en su movimiento aparente, se ubica en el extremo sur del hemisferio sur, lo que ocasiona que las noches sean más largas que los días: anochece más temprano, amanece más tarde.
Las cuatro fechas de los solsticios y equinoccios (21 de marzo, 22 de junio, 23 de septiembre y 21 de diciembre), se corresponden con inicios de ciclo de tres meses. En esta oportunidad se origina el ciclo de invierno en el hemisferio norte y de verano en el sur.
Desde la más remota antigüedad, los altos iniciados hacían celebraciones especiales en los solsticios y equinoccios. Estas fechas no solo eran recomendadas para la meditación y elevar el espíritu sino también para iniciar nuevas etapas en la vida, en consonancia con la naturaleza y el cosmos. Particularmente el 21 de diciembre se relaciona con la interiorización de la energía, el crecimiento interior, la reflexión, el desarrollo de la prudencia, de la inteligencia práctica, del sentido de lo concreto, de las cosas objetivas. El Solsticio de Invierno es para captar la energía necesaria que nos hará remontar la cuesta y fortalecernos para afrontar con decisión las pruebas y dificultades.
Propicia serenidad, confianza y paz interior, pero para captarla hay que elevar el nivel de comprensión espiritual y dar un salto hacia el amor y hacia la alegría espiritual. Dejar atrás los pesares, reconcomios y dolores, y acceder con pureza de espíritu a una nueva etapa.
El descenso del Espíritu de Navidad es ni más ni menos que el mismo suceso del Solsticio de Invierno. Se refiere a la inmensa energía cósmica que se propicia todos los años en esta misma fecha, y que toca nuestros corazones y propicia la paz universal. Por este motivo, todos nosotros podríamos hacer una inmensa cadena de amor fraternal a las 01:18 PM de mañana. Todos podemos pedir a la sabiduría cósmica que nos provea del saber para resolver nuestros problemas.
En esta ocasión, el descenso del Espíritu de Navidad viene con el Sol en Capricornio, el ascendente en Tauro, Marte en Leo, Luna y Neptuno en Acuario, y Venus en Sagitario es decir que viene con una fuerza enorme. Intensidad, movimiento, objetividad, orientación hacia lo concreto y sobre todo una fortaleza a toda prueba. Es tiempo para la reconciliación y la unidad familiar. Es un tiempo propicio para la realización de grandes metas, y de grandes hazañas.
¡Preparémonos para recibir el Espíritu de Navidad, y unamos nuestras mentes y nuestros corazones para la armonía, el equilibrio de nuestro país!
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